Con Una batalla tras otra, el director de culto nos lanza de lleno a una vorágine frenética y divertidísima que está redefiniendo los límites del cine de sátira y acción.

Protagonizada por un desatado Leonardo DiCaprio en su papel más hilarante y caótico en años, esta película es una odisea paranoica sobre ideales oxidados, crisis familiares y el absurdo de la América contemporánea. Prepárense para casi tres horas de humor negro e intensidad sin respiro. En Cineplaza, te contamos por qué esta joya explosiva es la obra maestra que no te puedes perder este año.

La vorágine paranoica de Paul Thomas Anderson

Paul Thomas Anderson, uno de los directores más singulares y aclamados de su generación, nos lanza de cabeza a un frenético y desbordado viaje con su nueva película, Una batalla tras otra. Esta no es solo una película; es una bomba cinematográfica que explota en pantalla, mezclando de forma brillante la sátira política más punzante, el humor absurdo y un thriller de acción que no da respiro.

Anderson toma como inspiración la novela Vineland de Thomas Pynchon, y lo que entrega es una adaptación que, aunque libre en su ejecución, captura con maestría la esencia de la paranoia post-sesentera y la desconexión social de la América contemporánea. El resultado es un espejo deformado y divertidísimo de dónde estamos como sociedad.

Leonardo DiCaprio está inmenso en el papel de Bob Ferguson, un revolucionario “quemado” y paranoico que vive fuera del sistema con su hija, Willa (la revelación Chase Infiniti). Cuando el viejo némesis de Bob reaparece y Willa desaparece, se desencadena una odisea caótica. DiCaprio logra un equilibrio perfecto entre la comedia pura, haciendo de su personaje un despojo entrañable y ridículo, y el drama de un padre desesperado. Es, sin duda, una de sus interpretaciones más viscerales y entretenidas.

Pero la película no se queda solo en DiCaprio. El elenco de ganadores del Oscar como Sean Penn y Benicio del Toro (este último en un papel hilarante y conmovedor como un sensei de artes marciales que oculta indocumentados) elevan la experiencia. La joven Chase Infiniti es el alma de la cinta, aportando la dosis justa de humanidad y determinación que ancla el descontrol.

Ritmo endiablado y estilo inconfundible

Con casi tres horas de duración, el gran triunfo de Una batalla tras otra es que se siente fugaz. El ritmo es implacable, propulsado por la banda sonora jazzística y nerviosa del colaborador habitual de Anderson, Jonny Greenwood. La música no es un simple fondo, sino un personaje más que se apodera de la tensión y la ansiedad de la trama.

Anderson dirige con un pulso firme y una inventiva visual constante. Hay secuencias de acción filmadas con una energía y coreografía que demuestran que el director puede ser un maestro del thriller sin perder su sello autoral. La película es un torbellino de persecuciones de coches, humor negro sobre el extremismo social y reflexiones sobre la familia y los ideales oxidados.

Una batalla tras otra es un viaje enfebrecido y catártico. Es la película más divertida, furiosa y, paradójicamente, una de las más accesibles de Paul Thomas Anderson. Es una obra que se atreve a mezclar géneros sin miedo, utilizando el entretenimiento para hablar de temas urgentes como la inmigración, el radicalismo y la desconexión generacional.

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Dirección: Paul Thomas Anderson
Reparto: Leonardo DiCaprio, Sean Penn, Benicio del Toro, Teyana Taylor, Chase Infiniti, entre otros.
Género: Sátira, Comedia Negra, Thriller, Acción
Duración: 161 minutos

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